lunes, 23 de junio de 2014

Segundas partes...

Cuando un restaurante ha entusiasmado a un determinado comensal y este se percata que los artífices de dicho logro optan por tomar una nueva andadura gastronómica, no queda otra que acompañarles en esa aventura. Y eso es lo que hicimos. El origen de todo es aquel modesto local que nos encantó, no es otro que La cocina de Plágaro, para convertirse en el actual Sukalki. El mago Luis Ángel Plágaro junto a su hermana Leticia, la cual continúa como somelier, y Aitor Etxenike, con una dilatada experiencia (Boroa, Gaminiz, Bascook...), dan luz a este nuevo proyecto.






Como nuevo proyecto que es, aporta multitud de novedades. Lo primero, el local: este se ha convertido en un local moderno, vanguardista y atrevido. Y lo segundo, y fundamental, la comida: se han abandonado esos menús ingeniosos y sorprendentes con precios medios-altos, para pasar a elaborar un menú con tres entrantes a modo de mini-raciones y un segundo a elegir, a los que se unen dos postres. Podríamos decir que se abandona la innovación en favor del desenfado. De ahí, quizás, el nuevo nombre del local, dado que Sukalki es un plato típico del País Vasco, consistente en un ragú de carne de guisar, tratándose de un plato completo que se puede consumir como plato único por su alto nivel calórico. Un servidor probablemente era más defensor del anterior local. Ya saben, segundas partes...






Y como ya les he adelantado de qué va la fiesta, el factor sorpresa queda en segundo plano, sin lugar a dudas. De este modo, el inicio fue a base de tres entrantes: gazpacho de crema de cerezas, mejillones al vapor y risotto de hongos. Este último fue el plato más desafortunado; los risottos es lo que tienen: si no se hace un plato redondo, los resultados  pueden ser desastrosos. Por su parte, el gazpacho correcto, y lo mejor, los mejillones. Lástima que el suspenso llegara en el tipo de platos en los cuales un cocinero es donde puede dar la talla.





Y a continuación, el segundo: presa ibérica. Un plato que tampoco pasará a los anales de la historia gastronómica. Sí, el queso de cabra y la salsa, ambos dos bien, pero el protagonista, la carne, seca y demasiado hecha. Impropio de un genio como Plágaro. No obstante, prometo darle una segunda oportunidad, puesto que hasta los más grandes tienen un mal día...








Por último, el postre. Dos en uno, como habíamos prometido: goxua (dulce en euskera) y sorbete de frambuesa. Sobre el primero les explico un poco. Se compone de nata, bizcocho, crema pastelera y caramelo líquido. Sobre una base de nata se pone una capa de bizcocho, después se vierte una capa de crema pastelera y finalmente se le echa caramelo líquido por encima. El resultado en esta ocasión fue correcto. Mejor, el sorbete; refrescante y digestivo.






En definitiva, segunda parte, que por el momento...

Última visita: 12/06/14
Web del restaurante (no dispone)
Calle de la Florida, 37, 01005 Vitoria-Gasteiz

945 27 96 54

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