jueves, 6 de julio de 2017

El gusto de comer en un lugar bellísimo

Hoy visitamos uno de los pueblos más bellos de Euskadi; una pequeña ciudad que cautiva mires donde mires: Laguardia. Y allí nos espera un restaurante que sorprende nada más verlo, por su preciosa y antigua arquitectura. Dicha joya se conoce con el nombre de Mayor de Migueloa. Su propietario ha sabido aprovechar el espacio como bien lo merece, al ofrecer más de un servicio a quien se acerque. Hotel, bodega, restaurante y vinoteca. Todo un acierto, desde luego, que va a permitir que el gozo sea mayor aán, si cabe.







El restaurante está ubicado en un edificio histórico, conocido como Palacio de Viana y construido nada más y nada menos que en 1619. Una vez dentro el comensal tiene la posibilidad de escoger entre tres salones diferentes, que nos traslada a tiempos pasados, gracias a su decoración extremadamente cuidada y de corte clásico. Incluso la situación es la ideal, ya que Mayor de Migueloa se encuentra en pleno casco antiguo de la villa en la calle Mayor, una calle ciertamente emblemática.














Sobre la gastronomía propiamente dicha, mucho que decir y positivo. A destacar el empleo de las materias primas locales con el deseo de obtener los mejores platos tradicionales con un toque vanguardista. Para empezar disfrutamos de un aperitivo cortesía de la casa refrescante y clásico: gazpacho. Buena manera de abrir boca.












Vayamos con los entrantes. Un clásico más en la mesa: croquetas caseras de jamón ibérico. Exquisita y delicada bechamel y el punto de fritura más que correcto. El valor de lo hecho en casa.







El segundo entrante fue más sorprendente, no por la materia prima en sí, sino por el resultado final. Pencas rellenas estilo Gasteiz. Les aseguro que las pencas de acelga rebozadas y rellenas de jamón york con salsa de queso rozaron el sobresaliente. Un ejemplo de transformación de lo tradicional a lo innovador. Bravo.







Y como tercer y último entrante, el niño mimado de la tierra vitoriana: risotto de Boletus Edulis con un toque de jamón. Estos hongos son la joya de la corona, como lo demuestra su sabor tan peculiar que perdura en nuestras papilas gustativas. Excelente.





Momento de atacar a los platos principales. No hubo dudas al respecto; tierra de carne, pues carne. Prestos para un tierno solomillo de buey a la brasa con flor de sal acompañado de unos pimientos rojos caseros, pimientos verdes y las siempre cumplidoras patatas fritas. Nada que objetar. Dominio absoluto del fogón.





Dominio este que se acentuó en la elaboración del siguiente plato que nos acompaña, pues estando en la zona geográfica en la que nos encontramos es una cualidad que se le presupone, como a la legión el valor. El mencionado plato no era otro que las archiconocidas chuletillas de cordero con su guarnición. Sin abandonar la media global, es decir, más que bien.






El final fue apoteósico. Comenzamos el festín con el exquisito coulant de chocolate acompañado de un sabroso helado de avellana, que provocó tal placer entre los comensales, que lejos de saciar nuestros voraces apetitos nos empujó a probar los principales postres de la casa.







Por ello, qué mejor que degustar una brillante selección de postres, en la que figuraban dulces tales como tarta de queso, leche frita, goxua, torrija... Fue una verdadera fiesta para los sentidos del gusto y de la vista. Buen comienzo y mejor final. Más no se puede pedir.






Uno de los restaurantes más bellos del país y con una cocina tan cuidada como su decoración les está esperando. Mayor de Migueloa es el lugar.



Última visita: 30/06/17


Calle Mayor, 20
01300 Laguardia, Àlava



647 21 29 47

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